jueves, 12 de noviembre de 2015

SOBRE EL VUELO DE LOS LOROS MASCOTA

¿DESINFLAR EL GLOBO O DARLE AIRE? Por Ana Matesanz de Guarouba
19 de mayo de 2013 a las 17:27
Hace bastantes años que respondo preguntas respecto al tema de que hoy voy a ocuparme. Inevitablemente, siempre que lo hago, compruebo que a mis interlocutores les sorprende mi enfoque: ¿Por qué una persona que siempre se ha manifestado por el respeto y el buen trato de los animales me está diciendo esto? ¿Qué puedes tener tú en contra del vuelo libre?
La respuesta es siempre idéntica: Todo y nada. Pero es claro que necesitaré extenderme y detallar mejor mis argumentos para hacerme comprender, porque no es un asunto de estar en contra. Es más, creo que cuando sea posible permitir responsablemente que un papagayo vuele, deberemos hacerlo.

¿Estoy planteando  que un loro no debería volar? Repito,  no. Sólo pretendo que quienes escuchan este término, quienes contemplan filmaciones y fotografías sean conscientes de cuantos esfuerzos, cuantos límites y qué enormes ejercicios de responsabilidad deben hacerse para que la práctica del vuelo con loros cautivos sea realmente lo que se pretende y no un mero aliviador de malas conciencias. Añado, y lo explicaré también, que puede incluso ser una mala práctica. Continuad leyendo y después tendréis más motivos sobre los que replicar.

Comenzaré por el nombre. En verdad que es una expresión comercialmente estupenda, muy conseguida para atraer al propietario. Desde el punto de vista del manejo del ave y aún de la gramática, es la contradicción en sí misma e induce en el neófito una sensación de ligereza, de facilidad, completamente alejada de lo que una práctica responsable requiere. Para decirlo con palabras simples,  pocas cosas hay menos libres que la práctica responsable del vuelo libre.
La expresión “Vuelo libre” es una traducción literal del término americano Free-fly con que se agrupan un conjunto de técnicas que permiten hacer volar en el exterior y sin ligaduras físicas a las aves mantenidas en cautiverio. Éste es el quiz, la traducción de free se ha tomado en una acepción simplista, pero free en inglés significa también sin atar, permitido o autorizado. Son estas últimas acepciones las que realmente deberíamos usar para denominar a esta práctica “Vuelo autorizado en exterior”  -¡Tan poco comercial!- Y aún así podríamos caer en el equívoco. Cuando practicamos el llamado vuelo libre, estamos desatando al loro y autorizándole a que vuele, sí, pero con anterioridad a ello hemos debido trabajar concienzudamente para asegurarnos de que esa ave va a regresar a nuestras manos y a la cautividad en que lo mantenemos el resto de su vida.
Ningún propietario en su sano juicio, ninguna persona responsable, se plantea soltar sin más a su papagayo en un espacio urbano o periurbano, como el que habitamos la mayoría, y esperar lo que pueda acontecer. Es evidente que nos preocupa -dejo al criterio de cada uno las razones- que el loro pueda volver.

Este escrito será forzosamente corto, tanto en las cuestiones éticas y filosóficas como en las técnicas, pero me importa que cuando menos nos haga plantearnos dudas y una profunda reflexión respecto a nuestros modos de tenencia y a las pretendidas soluciones que elegimos para que esta tenencia sea menos cruel. Si somos capaces de reconocernos como muy imperfectos y de situarnos en un plano de mayor igualdad con nuestros papagayos estaremos, a mi entender, un poco más cerca de hacerlo bien (o sería más ajustado decir de hacerlo menos mal).

Vayamos con un poco de orden. Toca reflexionar, aunque aquí sólo quepan algunas pinceladas. La primera reflexión que deberíamos hacernos es ¿Por qué queremos hacer volar al papagayo en exterior? La mayoría de las personas a quienes planteo esta pregunta suelen responderme cosas como “Sería maravilloso verlo” “Me encantaría eso de llamarle y que viniera, como he visto que hacen los del zoo” o “Me gustaría poder llevármelo a más sitios”... algún otro dice cosas como “Para que haga ejercicio”. Si analizamos detenidamente estos planteamientos, tenemos más un componente de satisfacción personal que un planteamiento respecto a la necesidad del loro. Claro que una gran mayoría de nosotros, aunque cueste reconocerlo públicamente, tenemos a los loros por satisfacción personal y un punto de egoísmo.

¿Por qué vuela un loro? Hace años ya que lo escribí en un trabajo anterior. Está observado en campo, con diferentes especies de psitaciformes y en distintos hábitats, que el vuelo supone menos del 10% de la actividad diaria del ave, aunque eso no lo hace menos necesario. La realidad es que en la inmensa mayoría de los casos un loro vuela por un motivo y en determinadas condiciones: Búsqueda de alimento, de compañeros, de lugares seguros para reposar o hacer su nido, huída de un peligro... Los loros, además de aves voladoras, son presas, a menudo lo olvidamos, y están diseñadas para buscar su seguridad, evitarán exponerse en condiciones de inferioridad como puedan ser el aislamiento, los espacios abiertos y no conocidos, la mala condición física...
Los humanos tendemos a imaginar el deleite del vuelo por el vuelo, pero lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones, el desplazamiento va asociado a algo más y, desde luego, cuando es un vuelo gustoso, suele practicarse en pareja o en grupo, no aisladamente en un espacio desconocido y sin cobijos.
Cuando hacemos que un loro mascota deba volar en exterior no siempre tomamos en consideración estos extremos. Hacemos volar al loro en solitario, en espacios abiertos, porque nos importa sobre todo verlo. Practicamos con él reclamos,  extendemos las sesiones a nuestro criterio y necesidad.

Pasemos entonces a analizar someramente el cómo. Un papagayo en naturaleza sale del nido sólo cuando ha completado plenamente una etapa de su desarrollo y todos sus órganos están listos para exponerse a la luz y a los cambios fisiológicos que ello comportará; empieza entonces el ejercicio de batir alas, de fortalecer patas, de adquirir destreza en los miembros para que éstos funcionen a plenitud. Aunque ya vuela, continúa por bastante tiempo -que varía de semanas a meses según la especie y el ejemplar- bajo la supervisión de sus padres, siendo cebado por ellos, aprendiendo simultáneamente cuales son los peligros, en qué punto de madurez son mejores los frutos, hasta donde puede o no puede aproximarse a otro ejemplar cuando se posa, cuanto conviene alejarse...Y en esa etapa va mejorando, siempre con los adultos alrededor, sus técnicas de vuelo. No se quedará solo si no media un accidente grave. Es, a fin de cuentas, como aprende cualquier cría de cualquier especie a desenvolverse en su entorno y a socializar.
Llegado a la etapa de plena autonomía, el papagayo continúa desenvolviéndose en grupos más o menos abundantes, formándose siempre bandadas más numerosas para los grandes desplazamientos, en los recorridos que exigirán espacios abiertos y que comportan mayores riesgos. Cada grupo tiene su territorio, sus áreas de distribución, sus límites a menudo intangibles. Tanto es así que uno de los problemas a que se enfrentan algunas especies es la fragmentación de su  territorio por la deforestación; las aves no pasan de una “Isla de arbolado” a otra y eso comporta numerosos problemas que no son caso de tratar aquí, pero que sí deberían atraer nuestra atención.

Pero más allá de estas generalidades, válidas prácticamente para todo el orden de los psitaciformes, hay diferencias entre cada especie, porque los hábitats, la disposición anatómica, la etología de cada una, son singulares. Hablamos de loros como si fuese lo mismo un Kakariki que un guacamayo de Lear o que una Pyrrhura.  Basta un poco de sentido para entender que las diferencias que a simple vista percibimos no son sólo un resultado caprichoso, sirven a un fin y se mantienen porque han funcionado a lo largo de generaciones. Una especie no tiene la cola corta o las alas redondeadas por capricho de la naturaleza, sino porque se debe desenvolver de determinada manera en determinados espacios y lo mismo sirve a la longitud de su fémur, a las proporciones de su tórax o a cualquier otro detalle de su anatomía.

Así las cosas, pensemos ahora en nuestra práctica del vuelo. Para comenzar, el humano que posee un loro no quiere perderlo en la primera salida. Ya sea por responsabilidad o por egoísmo, la intención es que vuelva cada día a casa. ¿Cómo conseguimos esto? Aparte del uso de arneses y fiadores, que no entrarían en la definición estricta del “Free -fly”, se hace necesario un proceso de adiestramiento extremadamente cuidadoso que nos permita tener casi un 100% de seguridad de que nuestro papagayo va a retornar. Aquí hacemos trabajar a la técnica y hay que decirlo muy claramente, la técnica consiste en generar una ligadura no física, sino mental entre el ave y su cuidador. Una ligadura tan perdurable como lo vaya a ser la vida del ave y la práctica de estos ejercicios, una ligadura que toca reparar, reconstruir cuando se desgasta, como se repara el arnés, el fiador o como se repara o repone la correa con que paseamos al perro.
¿Cómo se constituye esa ligadura? Aquí vendrán de nuevo las alertas, las críticas o el rechazo a cuanto digo, porque a todos nos gusta pensar que nuestro loro nos quiere. Esto, que no tiene por qué dejar de ser verdad, es insuficiente para una práctica responsable del vuelo en exterior. Y ha dado lugar a no pocos incidentes.

Cuando estemos fuera, más aún que en interiores, la seguridad exigirá que las respuestas del ave puedan ser cuasi inmediatas, dado que pueden acaecer circunstancias que exijan recoger el loro rápidamente. Por otro lado, dada la diferencia de campo de visión y la condición de presa de nuestro papagayo, éste puede apreciar peligros que lo inciten a buscar refugio en puntos a los que no podemos acudir, o podría  espantarse, poniéndose en fuga sin control.
Piense el lector cómo procedemos con nuestro perro. Sólo nos atrevemos a dejarlo suelto cuando sabemos que acude a nuestro reclamo y aún en estos casos suceden incidentes y extravíos. Recordemos ahora que el loro va a estar desenvolviéndose en un medio al que su propietario o tutor no tiene acceso. Es pues absolutamente imprescindible haber trabajado sobre todos los aspectos que puedan incidir en su respuesta para reducir a mínimos  el riesgo, que nunca será cero.
Este escrito no es el lugar en que detallar exhaustivamente el proceso de preparación- algunos gustan de llamarlo acondicionamiento- del loro para la práctica del “Vuelo libre” pero sí me importa mucho indicar algunas de las claves sobre las que pensar.  El trabajo de adiestramiento se basa en el condicionamiento. Se genera una respuesta condicionada, no una elección, sino un acto sobre el que no cabe la reflexión. Para los que gustan de lecturas sobre estos temas voy a decirlo fácil: a una respuesta correcta sigue una recompensa, a una respuesta no correcta, nuevo trabajo de condicionamiento. Así hasta conseguir que a la indicación del entrenador, el loro acuda sin titubeos porque hemos generado lo que en psicología se conoce como reflejo condicionado. Esto es tanto más cierto cuando al método base se le van uniendo recursos como clicker, control de peso, etc. 

Es cierto que yo misma utilizo o he utilizado el modo de respuesta-refuerzo cuando he considerado que era el camino más rápido para enseñar algo que haya estimado imprescindible y urgente que el loro aprendiese. Lo empleamos consciente o inconscientemente cada día, incluso con nuestros hijos. Una técnica no es mala per-se, sí puede serlo un uso interesado o lesivo de ella.
A mi entender, el uso de esta técnica sobre papagayos que van a practicar vuelo en exterior se hace muchas veces  en modo lesivo, aunque tristemente, muchos propietarios no son conscientes de ello.

Los humanos no practicamos ni solemos enseñar el vuelo en la forma descrita para el aprendizaje natural. Antes bien, intentamos aislar al ejemplar de su entorno para que esté pendiente de nosotros, para que no se distraiga. Es cierto que una parte de esa imperfección deriva del hecho de que no somos aves voladoras y trabajamos con recursos humanos, pero es muy importante que seamos conscientes de estas diferencias para no llevarlas al extremo de incapacitar al ave. He tenido ocasión de tratar con demasiados ejemplares para los que la relación pasa exclusivamente por “estar en sesión con su entrenador” hasta el extremo de que no saben qué otra cosa hacer ni son capaces de entretenerse o interactuar fuera de esa circunstancia predefinida. Lamentablemente, muchos humanos no solo no perciben como problema este estado de cosas, sino que desean que siga siendo así, porque esta dependencia -creen- les garantiza el resultado favorable de cada excursión.

Para comenzar, el 90% de los loros que se destinan a esta práctica son tomados muy jóvenes, a menudo demasiado jóvenes, para adiestrarlos. La mayoría de ellos ni siquiera han completado su desarrollo psicomotriz a plenitud, ni siquiera son medianamente autónomos cuando se comienza a forzar en ellos una respuesta. Están expuestos a la luz y a los estímulos externos mucho antes del que sería el plazo natural, son colocados en posaderos en que a duras penas se sostienen erguidos, pero ya se empieza a practicar el reclamo.
El propietario encuentra, en lo que aún es una dependencia completa, un refuerzo para sí mismo. De pronto nos sentimos domadores y parece que nuestro papagayo es inteligentísmo porque nos entiende rápidamente. La realidad es que el pobre animal no puede hacer otra cosa y que estos resultados suelen enmascarar errores de bulto que se van a manifestar a posteriori. Un papagayo así manejado vuela a nosotros porque no sabe qué mas hacer, porque aún no está preparado para otra cosa. Tendría que pasar bastante tiempo y bastantes cosas aún para que sus actos puedan considerarse verdaderamente autónomos.

La gran mayoría de propietarios va a trabajar usando como premio el alimento, como hemos trabajado en el adiestramiento profesional por décadas. Ni lo escondo, ni me avergüenza decirlo. Pero en la frágil mente de un polluelo que aún se relaciona con el mundo por el pico y por la comida, este trabajo es un arma poderosa, tanto que usada sin conocimiento y medida, puede limitar su aprendizaje de otras muchísimas cuestiones,imprescindibles para su plena autonomía. Por mis manos han acabado pasando ejemplares biológicamente adultos, que están dramáticamente estancados en su etapa infantil, digo más, en su primera infancia, siendo incapaces de desenvolverse en el modo en que lo haría un papagayo de su edad al que no se hubiera condicionado tan severamente.
La manipulación llega en ocasiones a extremos tales que no solo se recompensa con alimento, sino que se llega a reducir el cebado fuera de las sesiones de trabajo y a limitar el vuelo y la movilidad de los jóvenes fuera de las sesiones, a tal punto que solo tienen ocasión de volar dónde y cuándo el entrenador decide. En una etapa en que la demanda de alimento abundante, variado y de calidad es máxima, algunos eligen limitar el suministro, desequilibrarlo aportando una alta proporción de alimentos grasos y mal balanceados a modo de recompensas. Así las cosas, llamar después vuelo libre a que ese “dónde y cuándo” se produzca en el tiempo de ocio del entrenador y en el lugar que él elige para su afición, tiene poco o nada que ver con la acepción de libre que todos podíamos haber imaginado al comienzo.

Escucho también decir con cierta frecuencia a los defensores a ultranza de esta práctica, que ese es el modo de conseguir que nuestro loro no escape. Esta información es cuando menos incompleta. Un loro manipulado al extremo de la absoluta dependencia es un ejemplar con dificultades para resolver pequeños retos. Lo vivo a diario en los trabajos de recuperación que realizamos. Como dije antes, una manipulación extrema en la infancia, impide que el ejemplar se sepa capaz de resolver conflictos aparentemente simples. En esos casos, el terror da paso a conductas aberrantes e inesperadas por el propietario. Así, trato con loros que padecen episodios de picaje, de gritos o de ataques de pánico en situaciones que muchos otros congéneres de menor edad y diferente historial afrontan sin problema.

Sin llegar a estos casos límite, un ave se pierde no solo porque quiere huir, sino a veces porque las circunstancias le impiden regresar. Un loro al que se ha enseñado a volar de determinada manera y en determinadas circunstancias tiene, claro que sí, mejor condición física que uno que nunca ha volado, pero no es verdad que tenemos un 100% de garantías. Los mejores entrenadores, aquellos que incluso se han dedicado profesionalmente a exhibir loros en vuelo, pueden relatar  episodios de pérdidas, a veces definitivas, de muy valiosos ejemplares.

Pensemos aún en un detalle más. Como he relatado en párrafos anteriores, el papagayo vuela por un largo periodo con sus padres y tutores adultos y es en esas condiciones en las que mejora y perfecciona sus técnicas, es con el seguimiento y el amparo de éstos como afronta las complicaciones hasta ir adquiriendo seguridad. Aunque nosotros procuremos ser instructores menos radicales que los descritos anteriormente, aunque tomemos al joven loro mucho más desarrollado y respetando sus pautas básicas de crecimiento, seguiremos careciendo siempre de la posibilidad de volar junto a él cuando afronte una corriente, cuando deba cambiar de dirección, cuando se exponga al nuevo medio. Para que se vea claro, será como si quisiéramos enseñar a nadar a un niño en un río mientras nosotros permanecemos en la orilla. ¿Qué quiero decir con esto? Que sólo si me he asegurado de que ese niño tenga seguridad en sí mismo, energía y capacidades físicas suficientes, podrá percibir la experiencia en formas no traumáticas, podrá resolver sin pánico el que le roce o se le enrede una rama sumergida o el que la corriente lo aleje. En caso contrario, el acto de nadar estará rodeado de connotaciones adversas y, aún practicándolo, puede no llegar a ser nunca una práctica gratificante, sino algo que hará porque se lo mando, porque lo he condicionado para ello.

Para que un papagayo pudiera percibir como gratificante el acto de que lo saquemos a volar al exterior debe ir precedido de un aprendizaje en seguridad, además de una práctica en condiciones favorables, en las que el animal pueda recrearse con alertas reducidas, con certezas.
Aprendizaje en seguridad significa que el papagayo tiene buena salud física y mental, es decir, es autónomo, está fuerte, no tiene sensación de incomodidad, no tiene miedo de lo que va a suceder, confía en el cuidador y en el entorno, no le duele nada, no siente que algunas de sus necesidades primarias estén por cubrir...Práctica en condiciones favorables significa que conoce lo suficiente del entorno como para saber responder autónomamente a los cambios sin temor.

Y aquí vienen entonces dos preguntas esenciales que van a definir la que realmente es mi postura y que sugiero que se planteen quienes de verdad buscan la mayor calidad de vida de su mascota cuando encaran la opción de permitirles volar en exterior:

-¿Conoces realmente a tu papagayo?
Esta primera pregunta es mucho más compleja de responder de lo que muchos propietarios suponen. ¿Cuántos propietarios aducen reacciones sorprendentes, incluso en interior, cuando se relacionan con su loro? ¿Cuántas veces hemos escuchado eso de “No sé por qué hizo esto”? ¿Imagináis lo que eso puede suponer en un entorno extraño a ambos, en el que el loro y nosotros nos desenvolvemos en planos distintos? Pero voy más allá ¿Qué sabes sobre la etología de la especie a que tu papagayo pertenece? ¿Sabes cómo, dónde y cuándo se desarrollan sus actividades de vuelo? ¿Sabes si tu papagayo goza de la salud óptima para afrontar esos ejercicios? ¿Cómo están sus patas para aterrizar, su vista para percibir el entorno, sus sacos aéreos y sus pulmones para ejercitarse en esas condiciones? Parecen preguntas planteadas para disuadir, pero no son gratuitas. He conocido loros que cayeron a plomo por un sobresfuerzo, porque padecían aerosaculitis, aves que aterrizaban mal por dificultades en sus patas, ejemplares que se asustaban o desorientaban por mala visión periférica, muchos de ellos en circunstancias menos arriesgadas que un vuelo en exterior, pero con todos ellos quería practicarse el vuelo libre, algunos incluso habían iniciado el trabajo.

La segunda pregunta tampoco es sencilla ¿Tienes la certeza de poder ofrecer a tu papagayo las condiciones oportunas para que esta práctica de vuelo resulte todo lo positiva que él merece? Sé honesto contigo mismo, se racional y olvida lo “bonito” ¿Podrás dedicar el tiempo, el dinero, el espacio en tu vida que una práctica responsable va a exigirte? No respondas a la ligera. Desde el lugar en que vives y la distancia al lugar de práctica (que en la mayoría de casos exige moverse en automóvil por varios kilómetros) hasta tu vida familiar, tus horarios de trabajo, tus condiciones físicas a la hora de entrenarlo, tu estado de ánimo, TODO, absolutamente todo cuanto va a influir en que acudas hoy o mañana a practicar con tu papagayo, son elementos que deberías considerar para un ejercicio responsable.
Porque el vuelo no es una alternativa a nada, sino un elemento que sumaremos al conjunto de cuidados que ya tenemos que hacer. Volar al papagayo en exterior y aún antes, prepararlo para que lo haga en condiciones seguras, no nos va a reducir el tiempo que ya debemos dedicar,  ni el modo en que debemos acomodar la jaula, o elaborar su alimento, o suministrarle elementos de enriquecimiento ambiental en casa,o llevarlo al veterinario y todas esas cuestiones que a la mayoría de los propietarios medianamente responsables ya les cuesta trabajo atender diariamente. 

A menudo, después de toda esta explicación escucho decir que “he desinflado el globo” a alguien. Tristemente, los humanos necesitamos que alguien lo haga de vez en cuando, especialmente cuando de ello depende la vida de otro ser que no ha podido elegir convivir con nosotros.
No es mi intención desinflar globos, más bien que se inflen con el gas adecuado para un largo recorrido. Ahora os digo, si seguís considerando que hacerlo volar en exterior es una opción, evaluad muy concienzudamente su salud física y mental y la vuestra, analizad si es ese el mejor modo en que podéis ofrecérselo, de acuerdo a sus características específicas y a vuestro lugar y modo de vida, conoced exhaustivamente cuanto podáis sobre vuestro loro y preparaos al respecto, después volved a pensarlo y, entre tanto, no dejéis de ocuparos de conseguir que sepa ser un loro de verdad, que se alimente  adecuadamente cada día, que tenga los juegos y actividades en interior que lo mantengan en plena forma-Bien entendido siempre que la cautividad es una forma imperfecta, con o sin vuelo- y buscad apoyo de personas que, además de conocer la materia, tengan un enfoque respetuoso de la actividad, un enfoque donde el objetivo sea de verdad el papagayo visto en sus 360º. Preparaos en tierra tan concienzudamente (a vosotros y al loro) como os sea posible. No perdáis de vista ni por un segundo que vuestro loro tiene requerimientos tan imprescindibles como el vuelo y previos a él.

No es casual, mientras escribo esto, tengo al otro lado una hembra de guacamayo de cinco años, a cuyo primer propietario conocí precisamente por uno de los foros sobre vuelo en que yo colaboraba. Él, como bastantes otros, eligió pensar que mis informaciones eran derrotistas o agoreras y trabajó justo en los modos que yo desaconsejo. Vilma ya "ha tenido" que cambiar de manos por tercera vez, parece que es una “guacamaya tonta” que además de relacionarse mal con otros loros, sigue dirigiéndose a los humanos como un volantón recién saltado del nido, con posturas de demanda impropias de su edad. Ha hecho bastantes mejoras desde que dejó su primera casa, pero sigue teniendo por delante mucho camino y, para su desgracia, no es seguro que pueda recorrerlo completo.
Si Vilma fuera un caso único, sencillamente habría contado su historia como curiosidad, pero ella es sólo uno de los numerosos ejemplares que encuentro en mi camino. Me consta que existen también honrosas y gratificantes excepciones a este patrón, son precisamente aquellas en que el objetivo verdadero ha sido el ave y las miras fueron amplias. Por eso creo que vale la pena una reflexión al respecto. Yo desde luego la hago y me quedan aún cuestiónes que,  pese a la extensión de este escrito, no he podido incluir.


martes, 13 de octubre de 2015

LOROS Y PLANTAS EN EL HOGAR (Reedición)

Hace ya años que elaboramos un trabajo intensivo respecto al tema que fue publicado en varias páginas web hoy desaparecidas, por lo que lo rescatamos de nuevo para vosotros. Aunque es más extenso de lo que se acostumbran a hacer las entradas de blog, estimamos que es importante que continúe disponible. Pronto completaremos con algo más específico para otras mascotas que suelen usar nuestro jardín.
LOROS Y PLANTAS EN EL HOGAR. Una convivencia no siempre feliz
Por Ana Matesanz de Guarouba consultores
La convivencia entre papagayos y plantas en el hogar es uno de los asuntos que más preocupan a los propietarios responsables, pero al que con poca frecuencia se dedica la seriedad que requiere. A menudo recibimos consultas respecto a listados que circulan en la red y no es raro escuchar comentarios bienintencionados pero poco fundamentados que contribuyen a una mayor confusión. Por desgracia, tampoco faltan anécdotas que relatar sobre pintorescas intoxicaciones que, debido a la moda de los remedios naturales mal entendida, algún amigo veterinario ha debido encarar.
Estoy plenamente convencida, desde el manejo responsable que siempre recomendamos, de que la relación entre loros y plantas en el hogar es beneficiosa; pero, del mismo modo que es preciso supervisar el juego o el alimento, es imprescindible prestar atención al modo en que esta convivencia se produce.
Las plantas vivas son un excelente medio de enriquecimiento ambiental. Nada puede sustituirlas. Los estímulos sensoriales que la luz de las diferentes horas del día, tamizada por las ramas, proporciona a un loro solitario en un apartamento; la sensación de resguardo que una cortina vegetal proporciona a un loro miedoso, etc, difícilmente se consiguen con ningún artificio comercial. Así mismo-como bien recordaba el Dr. Lorenzo Crosta en una entrevista- la condición esencialmente vegetariana de los papagayos hace deseable que la mayoría de los tratamientos para sus problemas deba basarse en la fitoterapia.
Sin embargo, es difícil para una persona no versada en la materia llegar a conclusiones certeras sobre lo que puede o no puede elegir, ya que de la casi absoluta inexistencia de información de hace pocos años, hemos pasado a una sobreabundancia que produce errores y desconcierto. La botánica y sus ciencias afines son complejas y tan extensas que uno no puede guiarse por dos listados de internet o un manual de bolsillo sin arriesgar la salud de su mascota. Tampoco estos párrafos tienen la clave absoluta, solo pretenden ayudaros a interpretar de un modo un poco más atinado y a comprender el por qué de tanta información contradictoria.
Para comenzar daré un consejo básico: Aplicad la prudencia y el sentido común. Si algo os ofrece dudas es preferible que no lo uséis, lo diga quien lo diga.
Es muy importante tener en cuenta una cuestión: No existen estudios exhaustivos y definitivos sobre toxicidad en psitácidos. La mayoría de las informaciones se han adquirido por ensayo y error o bien se basan en registros de toxicidad sobre humanos, sobre ganado, sobre animales de zoológico, etc. Los biólogos, veterinarios y otros científicos, merced a sus conocimientos, suponen aplicable esta información a los loros cautivos, pero en muy pocos casos se sabe a ciencia cierta el efecto sobre los papagayos.
Algunas plantas tienen en sus órganos productos que podrían matar a un loro e incluso a un humano, pero no es tan frecuente que lleguen a consumirse en cantidad suficiente como para un final trágico, es más habitual que se puedan producir incidentes como irritaciones cutáneas, ampollas, alergias, procesos gástricos o respiratorios, etc.
La mayoría de los listados que circulan en la red son simples enumeraciones de especies y “cualidades”, pero casi nunca detallan otros aspectos que podrían ayudarnos y con frecuencia dan lugar a alarmas innecesarias o, lo que es peor, a una peligrosa confianza en plantas que pueden suponer, como poco, un buen susto y una carrera al veterinario. Son abundantes las informaciones que, además de estar entresacadas de otros listados más amplios, han sido traducidas a partir de un idioma distinto (casi siempre el inglés); por ejemplo, no hace mucho he visto traducir como peral no el Pyrus communis, fam. Rosaceae sino el que nosotros llamaríamos chumbera o tunera (Opuntia ficus-indica, fam. Cactaceae) que afortunadamente también resulta comestible; es cierto que en inglés se conoce como prickly pear (que podríamos leer como peral espinoso), pero claramente peral es una traducción inadecuada para los hispanos. Otro ejemplo llamativo es el referido a los árboles del género Erythrina: En los países anglosajones llaman “coral tree” a casi todas las especies del género, pero en la jardinería española se distinguen “cresta de gallo” (Erythrina crista-galli) “árbol de coral” (Erythrina caffra), etc. Bien, pues las semillas de ciertas especies de Erytrina tienen efectos narcóticos en los peces, pero constituyen parte del paisaje de algunos amazonas centroamericanos y sus flores son consumidas como verdura por los nativos ¿Podríamos sensatamente traducir “coral tree” como arbol del coral y como peligroso sin entrar en más detalles? Pues algunos listados lo hacen.
Hechas todas estas apreciaciones, quizá estéis deseando ya que entremos en materia -¿Qué plantas son peligrosas? - Aún queda un poco por explicar. Es imposible contener aquí un estudio sobre todas las especies botánicas del planeta, pero digamos que unas nociones de bioquímica y ciencias afines pueden venir bien, y ¿por qué no? sería conveniente mejorar nuestro uso del lenguaje, porque ello nos evitaría también sobresaltos innecesarios. Vamos pues con la segunda parte:

1. EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS
Primero pongamos en claro algunos términos que tienden a confundirse: Tóxico no significa necesariamente mortal, ni implica efectos inmediatos; peligroso no es equivalente a tóxico y perjudicial no equivale a venenoso. Parecen verdades de perogrullo, pero a veces, las expresiones no son del todo rigurosas. Sin entrar en discusiones lingüísticas para las que no me considero preparada, procuraré aclarar algunos conceptos.

Cuando encontramos en una relación que una planta es peligrosa puede suceder que ésta tenga enormes espinas, cualidades irritantes para la piel, etc. Cuando una planta se enumera como tóxica puede ser que produzca, por ejemplo, diarreas o vómitos, pero no necesariamente la muerte.
Voy a intentar explicarlo con algunos ejemplos. Comencemos por el término tóxico. ¿Es tóxico el vinagre? ¿Es tóxico el azúcar? La mayoría de ustedes dirá que no, pero si yo intentara mantener a un niño diabético a base de néctar para loris lo mataría. Igualmente, si suministrara a un lorito murciélago la ración de vinagre que pongo en mi ensalada, con toda seguridad le provocaría un grave problema...
Podemos definir TÓXICO como aquella sustancia que interfiere químicamente en el correcto desarrollo de algunas o de todas las funciones vitales de un organismo. Esta interferencia en ocasiones resulta letal, pero no siempre es así ni lo es para todos los organismos vivos.
Con el adjetivo VENENOSO, normalmente definimos aquellos productos tóxicos que podrían llegar a producir la muerte en circunstancias determinadas, aún más, solemos dar por sobreentendido que deben ser ingeridos o inoculados, pero al mencionar un vegetal como venenoso no queremos decir que su acción sea inmediata y fulminante, su resultado puede tardar horas o días y va a depender también de cantidades. En la propia medicina humana tenemos ejemplos como la digitalina, empleada para problemas cardiacos, algunos opiáceos, la estricnina, etc. que serán letales si la dosis es inadecuada. Muchas de estas sustancias proceden de plantas conocidas por todos nosotros. En función del tamaño, de la edad y de la condición del individuo, una dosis puede pasar de beneficiosa a resultar peligrosa.
Decimos que una sustancia es INOCUA cuando no produce efectos reseñables en el organismo que la consume. Es decir, tampoco lo beneficia especialmente.
Por último una planta puede ser dañina o perjudicial sin ser venenosa ni tóxica, lo son cuando disponen de espinas, cuando su resina casi indeleble puede deteriorar el plumaje, etc.

Nos sucede también que con frecuencia desdeñamos los términos técnicos (por ejemplo el nombre botánico en latín) considerándolo una muestra de esnobismo del autor en cuestión o cuando menos un engorro. Es cierto que no todos podemos retener en la memoria esa información, pero podemos consultarla y en muchas ocasiones este detalle puede ser vital. El nombre popular de una planta varía de unas zonas a otras, y no digamos de unos países a otros-Recordad los ejemplos que puse anteriormente sobre el árbol de coral. Podría poneros varias docenas más, pero en resumen, el nombre latino es universal y además suele llevar implícita una información respecto al vegetal que puede darnos pistas interesantes. Así por ejemplo las palabras officinalis, sativa, sculenta... significan utilidad para el hombre, en tanto que hay otras que son señales de alerta evidentes incluso para quienes no dominan el latín: spinosa (que tiene espinas), catharticum (efectos vomitivos y purgantes violentos)Toxicodendron,ferox, purgans,toxiferum (¿De verdad precisáis una traducción para éstas?)

2. LA COMPOSICIÓN DE LOS VEGETALES
Todos los seres vivos, y las plantas no son excepción, son básicamente organismos formados por diferentes moléculas cuya complejidad depende de la especie, de la edad, incluso del órgano del que tomemos la muestra. No tiene la misma composición una hoja joven que una hoja vieja, ni tampoco es la misma dependiendo de la estación del año, de la climatología... En fin, conocer con total exactitud la composición de un fragmento vegetal no siempre está al alcance, pero sí hay patrones característicos de cada especie que permiten saber con adecuada aproximación lo que una planta puede aportar. Así por ejemplo sabemos que el brócoli contiene una cantidad de calcio interesante y que la relación de éste con el fósforo es adecuada para que el loro pueda aprovecharlo bien; sabemos incluso que la flor aporta menos calcio que el tallo y éste menos que las hojas...

Todas las plantas tienen una composición básica común, pero también componentes diferenciales que varían de una familia a otra, de un género a otro, etc. Por ejemplo, la mayoría de las plantas de la familia Labiatae contienen glándulas productoras de aceites aromáticos y medicinales; pertenecen a ésta el romero, el tomillo, la hierbabuena, etc., es decir las que llamamos aromáticas y que con frecuencia son protagonistas de nuestros condimentos, de muchos remedios caseros, de infusiones... Hay grupos de plantas que producen excelentes frutos comestibles como las Rosaceae (Manzano, peral, almendro, membrillo, níspero...) Pero también tienen, como digo, componentes diferenciales entre ellas y así, entre las rosáceas está el Prunus laurocerassus o lauro que como detallaremos al final es muy poco recomendable para loros curiosos.
Por último, algunos de los componentes de la planta van cambiando en las diversas etapas de desarrollo de ésta. Por ejemplo el maíz contiene en sus hojas glicósidos perjudiciales que van desapareciendo durante la floración y que no existen cuando la mazorca llega al punto de consumo.

3. DIGESTIÓN Y METABOLISMO DE LAS SUSTANCIAS INGERIDAS
Para comprender un poco mejor como puede afectar la ingestión de un producto vegetal a nuestro loro también es interesante conocer a grandes rasgos el proceso digestivo y de asimilación de los componentes:
Los animales ingieren los vegetales y mediante su digestión descomponen sus moléculas en porciones asimilables que pasan al torrente circulatorio y se reparten por los diferentes órganos, lo que no es aprovechable suele eliminarse tras un proceso de “filtración” en el que están muy implicados órganos vitales como los riñones o el hígado. Pero sucede a veces que esas sustancias no pueden expulsarse, sino que se depositan en estos órganos depuradores o actúan sobre ellos dañándolos. Es prácticamente seguro que en un loro intoxicado o envenenado se encuentren daños renales y hepáticos que a veces permanecen aunque el loro sobreviva y vuelva a parecer saludable.

La capacidad de digerir y asimilar los componentes de un vegetal no es la misma para todas las especies animales. Es decir, nuestro aparato digestivo funciona de modo diferente al de un rumiante y ambos de modo distinto al de un papagayo; por ello, ni nosotros ni nuestro loro tendríamos una digamos “plácida digestión” si tomáramos un par de kilos de heno; del mismo modo, una vaca tendría claras dificultades para digerir unos cuantos filetes de salmón noruego... ¿Son nocivos todos estos productos? Depende, ya vais viendo.

Tampoco las necesidades de todos los seres vivos son idénticas, ni siquiera las de todos los papagayos. Hoy día se sabe que los loris requieren hidratos de carbono de asimilación rápida (Azúcares sencillos como glucosa y fructosa) que algunas especies consumen mayores cantidades de vitamina A (yacos, pionus, eclectus), etc. que unos loros son más herbívoros y otros más frugívoros, etc. Por esa razón, en la naturaleza no todos los seres vivos comen lo mismo, sino que buscan cubrir sus necesidades del mejor modo posible. Durante siglos de evolución sus organismos se han adecuado para ingerir y digerir los productos propios de su hábitat y por ello pueden tolerar sustancias que otros seres vivos no toleran o verse afectados por productos que para nosotros son prácticamente inocuos.
Una sustancia puede ser dañina para un organismo y no serlo para otro; por ejemplo, los cérvidos son capaces de digerir y asimilar el acebo o el tejo, que pueden resultar perjudiciales para los humanos. Las supuestas toxinas de una planta pueden no afectar a vuestro loro o a la inversa, un producto inofensivo para vosotros puede no serlo para vuestra mascota. 
Buena parte de las aves de nuestros bosques sobreviven comiendo bayas que nosotros consideramos peligrosas o, como poco, no comestibles. Según los escasos trabajos aún existentes, las aves se muestran insensibles a los glicósidos que contiene la lantana, de hecho hay registros de especies de loros y de turacos que las consumen en libertad. Muchos de los listados que podemos hallar en la red la refieren como peligrosa por su contenido en dicho glicósido. Y este es solo un ejemplo.

4. LAS SUSTANCIAS Y SU ACTUACIÓN SOBRE EL ORGANISMO
Existen gran cantidad de componentes vegetales cuya acción sobre un organismo no es puramente nutritiva, sino que provocan un efecto que modifica la rutina habitual de éste. Entre las sustancias activas con que más frecuentemente podemos encontrarnos citaremos los siguientes grupos: 

  • Alcaloides Tienen sabor amargo y efectos farmacológicos variados que se aplican en medicina y veterinaria en dosis adecuadas, pero que pueden resultar letales en caso contrario (morfina, estricnina, nicotina, atropina, etc.) 
  • Glicósidos Son sustancias que al hidrolizarse producen azúcares, pero también pueden dar lugar a otras sustancias como el ácido cianhídrico, esteroides que afecten al ritmo cardiaco, saponinas que destruyen los glóbulos rojos, etc. Algunos se emplean en medicina para producción de cortisona y hormonas. 
  • Oxalatos derivados del ácido oxálico cuya acción puede variar desde la irritación gástrica a hipertensión, deficiencias cálcicas, etc. 
  • Taninos Sustancias astringentes e inhibidoras de la digestión de proteínas en mamíferos, sin embargo los papagayos muestran una elevada tolerancia a ellos, incluso los buscan. Se encuentran por ejemplo en la madera y en órganos leñosos como las cubiertas de ciertos frutos 
  • Alergenos Sustancias capaces de provocar reacciones alérgicas como rinitis, dermatitis, sensibilización a otras sustancias o a la luz solar, etc. Muchos picajes de diagnóstico difícil se iniciaron por el contacto con plantas del jardín o por perchas mal elegidas. 
  • Modificadores celulares Sustancias que provocan mutaciones, daños en el desarrollo embrionario, inmunodeficiencias, aglutinación de células sanguíneas, etc.

Algunos productos vegetales pierden sus efectos nocivos al cocinarlos, desecarlos, preparar encurtidos, etc., de modo que podemos creer que son inofensivos y no lo son tanto si los suministramos en crudo. Por ejemplo, el grano de altramuz sería dañino para nosotros mismos si se consumiera recién recolectado y en crudo, pero no lo es después del remojo y la salmuera a que lo sometemos. La mandioca necesita cocción, etc.
Los papagayos pueden tener problemas con la mayoría de legumbres si las ingieren secas y crudas, pero se benefician de su aporte proteínico cuando se las suministramos germinadas, remojadas durante varios días o cocidas, porque todos estos procesos eliminan o reducen la concentración del agente perjudicial en cuestión.
Puede suceder que un vegetal haga efectos dañinos sólo a una parte de la población y que por tanto no tenga peligro para otros especímenes. El ejemplo más evidente es el de algunas ornamentales como Dictamnus albus y D. fraxinella que tienen efectos abortivos ¿Qué daño pueden suponer para un macho adulto y no destinado a la reproducción?
Para que una sustancia cause daño a un ser vivo, éste debe tener contacto con una cantidad determinada de dicha sustancia, es lo que llamamos dosis crítica. A partir de esa cantidad será cuando aparezcan los síntomas en los individuos susceptibles.

5. LA CONDUCTA DE LOS PAPAGAYOS
Es evidente que, además de todo lo expuesto, un factor determinante para estimar el peligro potencial de situar una planta en el entorno de nuestro loro es el propio papagayo.
Casi todos los accidentes entre loros y plantas se producen porque ambos no “se conocen”. Por ejemplo, la mayoria de las especies del genero Ficus-incluída nuestra popular higuera-tienen sustancias perjudiciales en su savia; existen especies de Ficus en casi todos los hábitats en los que hay papagayos y de hecho la mayoría ingieren sus frutos maduros en la estación apropiada, pero no hay descripciones de ejemplares que mordisqueen las cortezas o tomen los frutos aún verdes. Casi me atrevería a asegurar que ningún loro capturado y adulto tendrá problemas con vuestros F. elastica, F. lyrata y similares, aunque los soltéis por el salón. No puedo asegurarlo respecto a los jovencitos papilleros que nunca salieron del entorno humano.
Entre los “loreros” se producen dos errores frecuentes:
Primero: suponer que “el loro sabe lo que es bueno para él”, es decir, creer en que por “ciencia infusa” un loro oriundo del Senegal o de Colombia puede a simple vista percibir que el Jazmín de Madagascar es dañino. Segundo: aplicar el mismo criterio a todos los papagayos como si todos ellos fueran iguales.

Para orientarnos mejor dividiremos a los papagayos en dos grandes grupos, atendiendo fundamentalmente al modo en que se alimentan y se desenvuelven en su hábitat. De un lado citaríamos los especialistas, aves cuyos organismos se han adaptado al consumo de unas pocas especies vegetales y cuya vida está condicionada por el ciclo de vida de éstas. Son loros que desde su infancia en el hábitat natural aprenden a reconocer estos frutos, a desenvolverse en las masas vegetales en que los consiguen, a detectar el punto óptimo de madurez. A este grupo podríamos adscribir muchas de las especies africanas de loros que llegan al mercado europeo (yacos, you-yous,inseparables...) pero también especies de otros continentes. En nuestros hogares, estos loros suelen ser también reticentes a nuevos menús, a juguetes llamativos y a cambios radicales de situación... De otro lado están las especies diremos oportunistas, es decir, especies capaces de aprovechar las diferentes situaciones y probar novedades que puedan beneficiarlos. En casa encontraremos que esos papagayos, sobre todo si no son muy mayores, son más receptivos a las novedades, más curiosos con cuanto les rodea, más aventureros. Tanto en un grupo como en el otro, la tendencia natural es consumir la mayor cantidad posible del vegetal cuando se halla en condiciones óptimas, de modo que puede suceder que un loro al que le ha gustado un producto vegetal en nuestro hogar se llegue a dar un verdadero “atracón”.
Aunque no tuviera ningún tipo de problema clínico, al comer una de vuestras plantas, vuestro loro estaría introduciendo en el menú algo que escapa a vuestro control y que por tanto no podéis valorar plenamente, acaso desajustando su dieta. ¿Qué podemos hacer? Si un loro ingiere con fruicción un vegetal en concreto, quizá está indicando la necesidad de determinados nutrientes; evaluadlo e introducidlos en su dieta, pero sabiendo cuanto y cuando para prever sus efectos. Mi criterio es que un propietario responsable debe saber qué y cuanto come su loro cada día y adaptar su menú a las necesidades estacionales, pero sin olvidar otras variables que pueden influir en sus preferencias como pudiera ser la ansiedad, el aburrimiento...Intentad diferenciar entre una actitud compulsiva o de adicción y una necesidad fisiológica.

En cuanto a la edad y el origen del papagayo también hay mucho que decir. Según expertos como Charles Munn o David Waugh-que han pasado muchos años de sus eminentes carreras estudiando a estas aves en sus hábitats-desde que los pollos comienzan a salir del nido aprenden con sus mayores a distinguir diversos alimentos y los momentos óptimos de consumo. Aprenden también, merced a su inteligencia y adaptabilidad, a probar nuevos productos y nuevos métodos de consumo. Es por ello que muchas especies han logrado aprovechar productos de cultivo de sus zonas cuando la deforestación ha ido haciendo que escaseen los alimentos originarios. También por ello, algunas especies se han hecho huéspedes habituales de las granjas y ligan ciertas etapas de su ciclo a la agricultura y ganadería de la zona. No es casual que las especies más amenazadas por la pérdida de su hábitat sean las más especializadas en su dieta, las menos adaptables. Pero volviendo a mi comentario, esto quiere decir que un loro joven, ya sea capturado o adquirido en un criadero, debería aprender de sus mayores (nosotros) conocimientos de los que aún carece, ya que no le vienen dados por el instinto sino por la experiencia. Son pues los loros más expuestos a encontrarse con problemas de compatibilidad cuando los dejemos solos con nuestras macetas.
Otra cuestión a tener en cuenta, y que a veces perdemos de vista, es que las condiciones de consumo en la naturaleza y en nuestro hogar son muy distintas. Recordando de nuevo al Dr. Munn, parece que la tolerancia a las toxinas y los taninos de las semillas que consumen en Manu National Park los papagayos, va unida a la ingestión de arcillas en los riscos de la zona, acaso porque éstas últimas los neutralizan. Evidentemente nuestros loros no tienen acceso a esos mismos riscos. Cuando nosotros les suministramos nueces de macadamia con su cáscara proporcionamos sin saberlo ácido cianhídrico; la espinaca, la acedera y algunas otras hortalizas contienen gran cantidad de oxalatos, el ruibarbo se ha probado como tóxico en loros cautivos, etc.
Además de esta relación directa entre el vegetal y el producto perjudicial, existen otras menos evidentes como son los tratamientos fitosanitarios que aplicamos en el jardín o el huerto. Insecticidas, fungicidas, abrillantadores de hojas, etc. pueden transformar en arriesgada una planta inicialmente inofensiva. En esta mención incluyo los cultivos ecológicos. El uso de productos naturales tales como residuos vegetales, aguas de cocción, etc. no excluyen la posible presencia de hongos, bacterias y subproductos que no dañan a la planta pero sí podrían afectar al loro (Salmonella sp., Pasteurella sp, Escherichia colli, etc. colonizando abonos orgánicos, micotoxinas procedentes de hongos como el Aspergillus flavus o el Claviceps purpúrea que permanecen en el medio incluso después de muerto el propio hongo, etc.).

Muchos de los árboles que nos proporcionan ramas para perchas tienen savia que puede resultar dañina (como el nogal y la morera) y pueden haber sido visitados por aves silvestres no saludables (portadoras por ejemplo de Chlamydia sp.), por hongos o insectos “contaminantes”. La receta es bastante sencilla: cualquier rama para perchas debe estar convenientemente seca antes de su uso, estará sana y libre de moho y se someterá a un concienzudo aseo antes de colocarla en la jaula. Las ramas que usemos en verde serán siempre de árboles sin tratar, de especies claramente inofensivas y cuidadosamente lavadas antes del uso.

Otro asunto que debo mencionar es el clásico “forrajeo” por las praderas. “Dejo al loro suelto por el jardín y picotea la hierbecilla tan contento...” Es cierto, lo pasan en grande, pero muy pocas veces podéis asegurar que vuestro jardín carece de las llamadas malas hierbas. Sabed que algunas de las más comunes como las del género Plantago (Llantén) o la Senecio jacobea(Hierba cana o de Santiago) pueden acarrearos problemas.
Es imposible proporcionar al loro un medio plenamente inocuo, pero no está de más controlar al ave cada vez que está suelto. Ese es en resumen mi consejo y mi propia conducta con mis loros: unas trazas de conocimientos botánicos y toneladas de sentido común.

Cualquier elemento es potencialmente arriesgado si el papagayo no lo conoce y puede querer explorarlo y por tanto, ningún loro debe estar sin vigilancia en el exterior de su jaula, por muy “natural” que se pretenda el ambiente que para él hemos creado. En cuanto al interior, el sistema es fácil, que solo pueda comer aquello que nosotros le suministramos. Solo un estricto control de la higiene de todos y cada uno de los productos que llegan al pico de nuestro loro (Alimento, juguete, sustrato, percha, etc.) asegura la salud de éste.


Y NUESTRO LISTADO, ¡FALTARÍA MÁS!
Y puesto que muchos de los propietarios de loros sois como yo misma, amantes de las plantas y no podréis sustraeros a la tentación; para evitar sustos que vayan más allá de un empacho, adjuntaremos una lista de especies vegetales teóricamente inofensivos para vuestros loros, pero ¡ojo! digo para vuestros loros, si estas líneas han sido bien comprendidas sabréis que esto no garantiza los efectos sobre otros habitantes del hogar.
Y una vez más, os recuerdo que muy poco hay absolutamente probado en este campo. No bajéis la guardia. Mejor prevenir que lamentar.
Si pese a todas las precauciones sucediera un accidente, no esperéis a ver los efectos -que a veces tardan horas o días-consultad cuanto antes con un especialista que os ayude a valorar la gravedad de la situación y, en su caso, a corregirla.
En algún caso hemos incluído varios nombres latinos para una misma plantaa, porque dependiendo de la referencia que consultéis, tendrán una denominación más o menos actualizada, pero todas son sinónimos.

I- PLANTAS SUPUESTAMENTE INOFENSIVAS PARA LOROS

  • Planta araña o cintas..............Clorophytum comosum
  • Palmeras enanas....................Chamaedora spp.,Neanthe spp
  • Planta del dinero......................Plectranthus australis.
  • Bromelias.................................Bromelia spp, Guzmania spp, Aechmea spp, Nidularium spp, Neoregelia spp.
  • Sauces y vergueras.................Salix spp. 
  • Chopos y álamos.....................Populus spp.
  • Arces........................................Acer spp.
  • Frutales clásicos de pepita y de hueso(Fam. Rosaceae) excepto el Cerezo rojo y cuidando que no tomen las almendras del interior del “hueso” Pyrus spp. Malus spp. Amygdalus spp., Prunus spp. 
  • Hojas, flores y frutos del rosal ...........Rosa hybrida, Rosa damascena, Rosa gallica y otras 
  • Encinas robles y alcornoques.....Querqus sp.
  • Ficus rastreros de hoja blanda......Ficus pumilla, F. repens 
  • Helecho nido de ave....................Asplenium nidus
  • Helecho de Boston........................Nephrolepsis exaltata
  • Esparraguera limpiatubos..............Asparagus densiflorus Asparagus plumosus.
  • Culantrillo.........................................Adiantum spp.
  • Pinos..........................................Pinus spp. .La mayoría de coníferas excepto la sabina común (Juniperus sabina) aunque la resina merece cautela especial y puede provocar dermatitis.
  • Lenguas de suegra o sanseviera............Sanseviera spp.
  • Claveles y clavellinas.................Dianthus spp
  • Bocas de dragón.........................Antirrhinum majus y A. latifolius
  • Castaño comun ..........................Castanea sativa
  • Hayas...........................................Fagus spp
  • Olmos........................................Ulmus spp
  • Abedules....................................Betula spp.
  • Kentia..........................................Howea fosteriana
  • Lila.............................................Syringa vulgaris
  • Geranios y sus parientes herbáceos..............Pelargonium x hybridum, P.hortorum, etc.
  • Malvas, hibiscos y alceas.............Hibiscus spp., Althaea spp., Malva spp.
  • Budleias........................................Budleia davidii
  • Tilos..............................................Tylia cordata, Tilia platiphilos, etc.
  • Pasionarias...................................Passiflora spp.
  • Coleos..........................................Colleum blumei
  • Marantas.......................................Maranta leuconera y otras
  • Casuarina………………………..Casuarina spp.
  • Guayaba………………………….Psidium guava
  • Pimentero de Brasil ……………Schinus terebintifolius
  • Papelero o melaleuca………….Melaleuca quinquenervia

II-PLANTAS QUE PUEDEN EMPLEARSE CON CIERTA VIGILANCIA Son problemáticos los órganos subterráneos o solo lo son en etapas concretas de su ciclo, no parecen afectar a los papagayos aunque sí a otros animales, etc.

  • Nabos y nabinas......................Brassica spp. son dañinas las raíces verdes
  • Genista.................................... Genista tinctoria son purgantes fuertes sus semillas 
  • Aleluya, acedera y sus parientes de arriate........Oxalis spp. Sólo si es consumida en exceso (por su contenido en ac. oxálico) pueden producirse desequilibrios electrolíticos, daños renales y deficiencias cálcicas.
  • Esparto...........................................Spartium junceum Sus semillas son venenosas.
  • Melia o lilo de Persia..................... Melia azedarach
  • Sus frutos contienen un aceite tóxico, aunque se usa como vermífugo. No está probado que afecte a los psitácidos, pero sí hay registrados envenenamientos de gallináceas. 
  • Romero, Lavanda, Salvia, Betónica, Teucrio y en general todas las aromáticas europeas de la familia Labiatae  Rosmarinus spp. Lavandula spp. Stachis spp. Teucrium spp. Salvia spp.....siempre que no sean ingeridas en exceso pues algunas tienen efectos laxantes, eméticos o diuréticos.
  • Sedos y otras parientes de hoja carnosa......Sedum spp, Sempervivum spp. Son problemáticas cuando las hojas son ingeridas masivamente por su efecto purgante. Sin embargo, se emplean en medicina tradicional.
  • Narcisos.................................Narcissus spp. Son tóxicos los bulbos 
  • Robinia o falsa acacia...........Robinia pseudacacia. Solo la raíz es  tóxica. 
  • Aligustre y afines .................Ligustrum spp. Los frutos son venenosos pero la mayoría de los loros suelen ignorarlos 
  • Madreselvas........................Lonicera spp. Son tóxicas sus bayas. 
  • Hiedras................................Hedera helix, Hedera canariensis otras Hedera spp. Los frutos son venenosos. Muchos loros la ignoran
  • Clemátides...........................Clematis spp. Las hojas jóvenes son muy irritantes y han producido intoxicaciones en rumiantes (No hay registros de aves al respecto).
  • Glicina dulce.........................Wisteria sinensis. Existen referencias contradictorias según las fuentes. En todo caso evitad que coman las cortezas y semillas
  • Poto......................................Pothos aureus= Scindapus aureus= Epipremnum aureum= Raphidophora aurea No hay registros determinantes sobre su toxicidad, algunas fuentes la consideran inocua, pero todas las plantas de la familia Araceae son como mínimo irritantes gástricos. 
  • Araceae . La mayoría de las plantas de interior que hoy están de moda pertenecen a esta familia, si bien muchas son oriundas de los mismos territorios y no hay descritas intoxicaciones severas en papagayos por este consumo. En mi experiencia directa, la mayoría de ellos las ignoran o las emplean como simples posaderos y juguetes sin llegar a ingerirlas (Spatiphyllum spp., Monstera spp. Phylodendron spp. Scindapus spp.,Calla spp., Calladium spp., Anthurium spp. Zantedeschia spp., etc.) 
  • Aspidistra.............................Aspidistra elatior, Aspidistra viridis.  No hay registros determinantes sobre psitácidos 
  • Cesalpinia..........................Cesalpinia pulcherrina Las hojas contienen ácido gálico y cianhídrico, pueden provocar diarrea y son abortivas.
  • Mimosa.............................Mimosa pudica y otras. Las semillas contienen un alfa aminoácido que provoca vómitos 
  • Sofora...............................Sophora japonica. Las semillas en mínima cantidad pueden provocar fallos respiratorios, convulsiones y coma.
  • Trébol................................Trifolium repens y otros Trifolium spp. Si se ingiere en altas cantidades produce desórdenes digestivos, hepáticos y nerviosos. También puede producir fotosensibilización. 
  • Arbol de Júpiter................Lagerstroemia indica. Efectos purgantes en cantidades altas 
  • Convulvo, campanilla o correhuela..........Ipomoea spp. Puede provocar diarrea. Las semillas de algunas especies son alucinógenas.
  • Arces........................................Acer spp. El polen es alergénico pero no hay registros desfavorables en psitácidos.

Por último, mencionaré algunas de esas compañeras frecuentes que sí podrían proporcionaros un buen disgusto:

III PLANTAS PELIGROSAS QUE DEBEN EVITARSE (Provocan daños muy graves e irreversibles o la muerte incluso en cantidades pequeñas o de modo muy inmediato, sin tiempo para atenderlo.)
  • Jabonera o saponaria..............Saponaria spp. Contiene un glicósido característico (saponina). Puede provocar dificultades respiratorias y cardiacas, debilidad, gastroenteritis y muerte 
  • Eléboro.....................................Helleborus spp. tienen un violento efecto purgante y todos los órganos son venenosos 
  • Azucenas y afines..............Familia Amarilidaceae Las semillas, hojas y bulbos contienen alcaloides. Producen problemas respiratorios y cardiacos así como gastroenteritis
  • Difenbaquia......................... Dieffenbacchia spp. Provoca dificultades respiratorias por inflamación de las vías, daños gastrointestinales severos, etc.
  • Adelfa y otros afines............Nerium oleander Provoca fallos cardiacos, respiratorios y gástricos que pueden conducir a la muerte. La savia es irritante.
  • Arbol paraguas ....................Brassaia actinophylla. Las hojas contienen elevada concentración de oxalatos y toxinas de tipo desconocido. Las bayas son también tóxicas. 
  • Balsamina o alegría....................Impatiens spp. Las hojas y la raíz pueden provocar diarrea severa y vómitos 
  • Delfinios o espuelas de caballero........Delphinium spp.Hay registros de intoxicaciones severas.
  • Anemonas....................................Anemone spp. Pueden ser también dañinas por contacto ya que tienen efectos vesicantes. Produce dolor de cabeza, gastroenteritis y en ocasiones la muerte 
  • Aguileñas o farolillos.....................Aquilegia spp.
  • Peonía...........................................Paeonia officinalis (aunque muy empleada para preparación de medicamentos humanos, la dosis crítica es pequeña para estas aves) 
  • Lauro o lauroceraso.......................Prunus laurocerassus. Todos sus órganos contienen ácido prúsico en alta concentración. Es un insecticida natural 
  • Laburno o lluvia de oro...................Laburnum anagyroides. El simple jugueteo con ramitas, semillas o flores en la boca provoca dificultad respiratoria aguda y exige tratamiento inmediato.
  • Escobón o retama................Cytisus scoparius. Provoca problemas respiratorios y cardiacos 
  • Euforbias, flores de pascua, tártagos, etc........Euphorbia spp. Todas las especies de la familia contienen un latex irritante para la piel y fuertemente tóxico por ingestión, con violentos efectos eméticos y purgantes.Ademas, la variedad de aspectos y porte dificultan su identificación como parientes para los no aficionedos a la botánica,  por ello cito a continuación otros parientes (aunque algunos de estos últimos pueden prepararse de modo especial y cocinarse para el consumo humano).
-Crotón.................................Codiaeum variegatum La mayor concentración del tóxico se da en las semillas, pero también está presente en hojas y tallos 
-Acalifa o parcha.................Acalypha wilkesiana
-Ricino..................................Riccinus communis
-Flor de pascua.....................Poinsettia sp.
  • Colutea...............................Colutea arborescens. Fuerte efecto purgante
  • Zumaque.............................Rhus sp. 
  • Bonetero o evónimo.............Euonimus europaeus, E. latifolius Cuidado con hojas, corteza y frutos, todos ellos tóxicos de violentos efectos eméticos
  • Boj........................................Buxus sempervirens y B. balearica. Las hojas son un purgante fuerte y se han probado tóxicas para rumiantes
  • Violetas y pensamientos...................Viola sp. Por ingestión son vomitivas y purgantes
  • Rododendros y azaleas.....................Rhododendron sp. Incluso algunas mieles de flores de rododendros resultan tóxicas, aunque en medicina se emplean algunos de sus principios activos y se conocen especies de psittaciformes que viven en ellos, prefiero tomar la precaución de advertir al respecto. 
  • Castaño de Indias............................Aesculus hippocastaneus Las hojas y semillas pueden provocar fallos respiratorios y circulatorios, convulsiones, parálisis y muerte.
  • Ciclamen........................................Cyclamen sp. Alto contenido en un glicósido, la ciclamina
  • Plumbago........................................Plumbago sp. Es vesicante y de efectos eméticos
  • Familia Solanaceae...... Excepto algunas hortalizas tan conocidas como el tomate o el pimiento, la inmensa mayoría de especies ornamentales de esta familia contiene una alta concentración de alcaloides que es recomendable evitar. En todo caso, incluso de estas hortalizas, usar EXCLUSIVAMENTE las partes conocidas como comestibles, el resto de la planta puede ser letal como es el caso del tomate, la patata. Se incluyen  por ejemplo los géneros Datura , Physalis, Solandra . Los síntomas son variables dependiendo de la especie: Pulso irregular, arritmia cardiaca, incordinación, convulsiones, deshidratación o muerte. 
  • Digital o dedalera.....................................Digitalis spp. Ralentiza el ritmo cardiaco, puede volverlo irregular provocando la muerte. Sus toxinas son acumulativas 
  • Durillos, lantanas y otros parientes...........Viburnum spp. Aunque hay algún registro sobre el consumo de sus flores por parte de psitácidos silvestres, y sus ramas se emplean como perchas en criaderos de prestigio, la toxicidad de algunos órganos hace recomendable no dejar el libre acceso a ellos.
  • Ailanto....................................Ailanthus altissima.Hojas, flores y tallos verdes provocan gastroenteritis severa en primates y otros mamíferos. No hay registros para papagayos 
  • Convalaria..................................................Convallaria spp.
  • Lirios...........................................................Iris spp. varias especies han demostrado toxicidad en hojas y raíces, en especial para los rumiantes.
  • Nolina......................................................... Nolina spp. Produce fallos renales y hepáticos que tardan en detectarse. Puede provocar fotosensibilización 
  • Palma cola de pez.......................Caryota mitis. A diferencia de otras parientes, esta palmera es un fuerte irritante por ingestión.
  • Acónito..........................Aconitum spp. La ingestión de una pequeña cantidad puede provocar la muerte. Como poco produce violentos efectos eméticos, nauseas, etc.
  • Adenio...........................Adenium obesum
  • Roeo ............................Rhoeo discolor. Puede producir gastroenteritis severa y daños en las mucosas.
  • Tejo..............................Taxus baccata. Muchos cérvidos lo toleran, pero los registros de otros animales refieren muertes por colapso circulatorio y respiratorio sin previos síntomas al poco tiempo de su ingestión.


Bibliografía de utilidad:
Psittacine aviculture.Avicultural Breeding and Research Center- R.M. Schubot, S.Clubb, K.J.Clubb
 Guía de las plantas tropicales- W. Lotsschert/G.Beese
 Guía de campo de las flores de Europa- Oleg Polunin
 Gardener´s encyclopedia of plants and flowers- C.Brickell
 Bayas. Guías de la Naturaleza Everest. Rose Marie y Sabine Dähncke

viernes, 2 de octubre de 2015

Un poco de filogenia loruna.

Aunque no todos nuestros seguidores están interesados en la taxonomía y a muchos les resulta complicada, lo cierto es que es un tema interesante y que en los últimos años se han hecho grandes avances para descifrar la filogenia de los que en lenguaje familiar  llamamos loros, cotorras o cacatúas.
Todavía hay aspectos confusos y todavía queda mucho por conocer, pero la verdad es que a nuestro juicio, algunos de los replanteamientos de las viejas clasificaciones tienen mucho sentido y nos ayudan a entender ciertas cosas, por ejemplo, similitudes en cuanto a conducta o a desarrollo de unas especies con otras...
Como algunos conocéis, los nombres latinos son además la denominación legal que debe figurar en la documentación de los especímenes CITES, así pues, hemos pensado que actualizar la información puede seros útil.

Empezaremos diciendo que aquella costumbre de terminar en  a la denominación de la especie (Chloroptera, personata, etc.) se ha sustituido en muchos casos por la terminación us  son disquisiciones más lingüísticas que biológicas, así que no vamos a profundizar en ello, solo avisaros que si queréis parecer “al día” no volváis a decir eso de Agapornis cana en los ámbitos de la lorofilia más chic.
Aparte de ello, los especialistas se deciden más definitivamente por considerar  TRES SUPERFAMILIAS  que al parecer se fueron diferenciando en ramas evolutivas independientes hace miles de años: Los Strigopoidea (Grandes aves de Nueva Zelanda  que pudieron ser las primeras en evolucionar independientemente) Los Cacatuoidea en que se hallarían todas las que hoy llamamos cacatúas(incluidas las ninfas )y los Psitacoidea que serían las especies africanas, americanas, asiáticas del continente y todos los periquitos y cotorritas de Australia y las islas, o sea, todos los demás.

Dentro de estos tres grandes grupos, la cosa se complica un poco. Dependiendo de los autores, se establecen familias, subfamilias, tribus y supergéneros. Esto es debido a que aún quedan detalles por descubrir, por eso el esquema que os indicamos podría volver a cambiar ligeramente en no demasiado tiempo con algún otro avance en estudio de fósiles, de ADN o de otro tipo de investigaciones de las varias que se hallan en curso. Pese a todo, hemos procurado recopilar las últimas decisiones al respecto en una clasificación que esperamos os pueda ser de utilidad. La cosa nos queda así:

Superfamilia Strigopoidea 
·        Familia Nestoridae: género Nestor
·        Familia Strigopidae: género Strigops
Superfamilia Cacatuoidea 
  • Familia Cacatuidae
    • Subfamilia Nymphicinae: género Nymphicus
    • Subfamilia Calyptorhynchinae:  género Calyptorhynchus 
    • Subfamilia Cacatuinae
ü  Tribu Microglossini: género Probosciger
ü  Tribu Cacatuini: los géneros de cacatúas blancas, rosadas y grises: Cacatua, Lophocroa,Callocephalon, Eolophus
Superfamilia Psittacoidea  (loros típicos, cotorras, periquitos, guacamayos, etc.)
·        Familia Psittacidae
  • Subfamilia Psittacinae: dos géneros Psittacus y Poicephalus.
  • Subfamilia Arinae ( Neotropicales)
ü  Tribu Arini: guacamayos y afines, colas largas. Géneros Cyanoliseus, Enicognathus, Rhynchopsitta, Pyrrhura, Anodorhynchus, Leptosittaca, Ognorhynchus, Diopsittaca, Guarouba, Conuropsis, Cyanopsitta, Orthopsittaca, Ara, Primolius, Aratinga, Eupsittula, Nandayus, Psittacara,Thectocercus
ü  Tribu Androglossini: colas cortas.  Pyonpsitta, Trichlaria, Pyrilia, Pionus, Graydidascalus, Amazona, Alipiopsitta
ü  Incertae sedis: 10 géneros de filogenia incierta, pero razonablemente distinta de los ya clasificados
    • Pionites 
    • Deroptyus 
    • Hapalopsittaca 
    • Psilopsiagon (anteriormente  Bolborhynchus)
    • Bolborhynchus (3 especies restantes de la clasificación aterior)
    • Touit 
    • Brotogeris 
    • Myiopsitta 
    • Forpus 
·        Familia Psittrichasiidae
  • Subfamilia Psittrichasinae: Género Psittrichias
  • Subfamilia Coracopsinae: Género Coracopsis
·        Familia Psittaculidae
  • Subfamilia Platycercinae
ü  Tribu Pezoporini: Neophema, Neopsephotus, Pezoporus
ü  Tribu Platycercini:  Pericos australianos de cola ancha. Platycercus, Prosopoeia, Cyanoramphus, Eunymphicus, Barnadius, Purpuicephalus, Lathamus, Psephotus, Northiella
  • Subfamilia Psittacellinae: género Psittacella .
  • Subfamilia Loriinae
ü  Tribu Loriini: Lorius, Trichoglossus, Eos, Pseudeos, Chalcopsitta, Psitteuteles, Phigys, Vini, Glossopsitta, Charmosyna, Oreopsittacus, Neopsittacus
ü  Tribu Melopsittacini: Melopsittacus
ü  Tribu Cyclopsittini: loritos de higuera. Géneros Cyclopsitta y Psittaculirostris.
  • Subfamilia Agapornithinae: 3 géneros de inseparables y afines:  Agapornis, Loriculus y Bolbopsittacu
  • Subfamilia Psittaculinae
ü  Tribu Polytelini: 3 géneros de papagayos y pericos de Australasia: Aprosmictus, Polytelis, Aprosmictus
ü  Tribu Psittaculini: loros asiáticos como Psittacula, Psittinus
Geoffroyus, Prioniturus, Tanygnathus, Eclectus, Alisterus, Aprosmictus, Polytelis
ü  Tribu Micropsittini: Micropsitta